Dn. Julio Torrico Pozo
(1933-2013)
Esbozos biográficos de un artista
aiquileño
Dn. Julio Torrico Pozo, nació en
Aiquile el 12 de abril de 1933, segundo hijo de Pascual Torrico Valdez y su
esposa Bárbara Pozo, cuyo primogénito fuera el Prof. Porfirio Torrico Pozo,
profesor de música de la normal de maestros de Paracaya, autoridad educativa y
destacado dirigente del magisterio departamental. Porfirio fue discípulo por
muchos años del maestro Andrés Rocha Camacho, extraordinario compositor y
músico, de quién aprendió las artes de ejecución de prácticamente todos los
instrumentos musicales. A su vez Porfirio inició a su hermano menor en las
artes musicales, sembrando en un terreno muy fértil, pues el talento innato de
Julio lo llevó a dominar en muy poco tiempo, de manera prácticamente
autodidacta, la guitarra, el charango y el acordeón.
Culminados sus estudios de
bachillerato, Julio se traslada a la ciudad de Cochabamba, donde se gradúa de Técnico
en Telegrafía y Telecomunicaciones, profesión que nunca llegó a ejercer. Lo
suyo era la música y muy pronto regresa a su pueblo natal, donde conforma un
antológico cuarteto con sus amigos Walter Camacho, Reinaldo Claure y Wagner
Ayllón, dedicando muchas horas del día a practicar y ensayar. El grupo
rápidamente se constituye en el favorito del pueblo y son incesantemente
requeridos en todo tipo de eventos sociales. En el afán de ampliar sus
horizontes musicales, el grupo decide trasladarse a la Argentina, proyecto que solamente
llegan a concretar Julio Torrico y Wagner Ayllón, recorriendo las provincias
del norte argentino, donde exhiben sus dotes musicales.
Al retorno de su periplo argentino,
Julio contrae matrimonio con Dña. Rosa Tapia Andia, de cuya unión nacieron sus hijos
Ivette (+), Juan Carlos, Roxana, Norma, Miguel, Ricardo y Rimer Torrico Tapia.
En sus primeros años de matrimonio radicaron en la localidad de Villa Granado,
lugar donde Dn. Julio ejerció de profesor de grado en la Escuela local; su
breve carrera docente dejó un legado imperecedero en muchos paisanos oriundos
de “Villar” quienes no olvidan hasta hoy su estilo de enseñanza matizada
siempre con la música. Inquieto y ambicioso, el joven Julio decide apartarse
del magisterio para dedicarse a distintas actividades de comercio; las
obligaciones de la vida familiar le obligan a postergar temporalmente su
vocación musical.
Radicado nuevamente en Aiquile, Dn.
Julio, organiza y aglutina a una generación de oro del folklore local, junto a
los cuales recuperan y recopilan ritmos tradicionales, haciendo arreglos y composiciones,
dándole al arte musical aiquileño las características singulares con las que
hoy es conocido a nivel nacional. En las décadas de los 60 y 70 los aiquileños tuvieron
el privilegio de presenciar el auge de estos virtuosos y magistrales músicos
que llenaron de alegría y esplendor las festividades locales. Verdaderos
gigantes de la música tradicional aiquileña, como fueron Dn. Walter Camacho,
Reinaldo Claure, Isidoro Rodríguez, Marcial Amurrio, Remigio Vargas, José Gutiérrez,
Gilberto Patiño, y tantos otros notables artistas que dieron a conocer a
Bolivia entera la belleza de nuestra música, pero principalmente tuvieron el
mérito de recuperar, mejorar y difundir nuestro folklore, consagrando el ritmo
del “kjaluyo” como uno de los principales géneros musicales de nuestra región.
Un hecho anecdótico que pinta por si
solo la extraordinaria calidad artística de esta generación, sucedió en una
visita a Aiquile, del viajero Presidente, el Gral. René Barrientos Ortuño,
quién al conocer y disfrutar a nuestros músicos en un ágape preparado en su
honor, quedó prendado para siempre de su virtuosismo. A partir de entonces,
Barrientos no perdía oportunidad de llegar a nuestro pueblo, con cualquier
pretexto, para disfrutar la excelencia musical que desplegaban Julio Torrico,
Walter Camacho y Reinaldo Claure y otros notables artistas locales. En una
ocasión, Barrientos se dio el gusto de enviar un avión hasta Aiquile, con la
misión expresa de recoger y embarcar a esos músicos que le fascinaban, para
trasladarlos a La Paz y amenizar su fiesta de cumpleaños.
El 29 de septiembre de 2013 años Dn.
Julio cerró sus ojos para siempre; lamentablemente tras su partida quedan muy
pocos registros musicales de su obra y su arte en la interpretación de la guitarra; y es
que para Dn. Julio la música era bohemia y placer, nunca negocio; el disfrutaba
al pulsar su guitarra, por pura pasión y amor al arte, sin ningún afán
comercial o de lucro, por lo que nunca le interesó grabar discos y
comercializar su música. Para la posteridad, queda solamente una pequeña
muestra de su legado musical, plasmado en un disco grabado junto a Dn. Alberto
Claure, Walter Camacho, Gilberto Patiño y otros artistas notables, con el rótulo “Los Amigos de Aiquile”.
Los primeros festivales nacionales
del charango, realizados en Aiquile, desde noviembre de 1984, fueron los
postreros escenarios que nos permitieron disfrutar en vivo y directo, del
virtuosismo musical de Dn. Julio Torrico Pozo y los artistas antes
nombrados. En esa oportunidad, los aiquileños, junto a visitantes llegados del
interior y exterior del país, se llenaron los ojos con ese hombre calmo y
corpulento, dueño de una manos prodigiosas e inmensas, con dedos enormes “como
un racimo de plátanos” al decir de Alfredo Medrano, que pulsaba la guitarra con
singular virtuosismo, desgranando sus dulces compases con un estilo único de
“punteo”, en el que conjugaba de un modo imposible, los arpegios de una primera
guitarra con las notas de un acompasado bajo. Ese era el legendario Dn. Julio.
Aiquile, octubre de 2013
Alberto Cardona Grágeda